Según la Organización Mundial de la Salud, el Parkinson afecta a 1 de cada 100 personas mayores de 60 años. A día de hoy hay unas siete millones de personas que padecen esta enfermedad en el mundo, mientras que las previsiones de la OMS afirman que en 2030 la cifra superará los 12 millones.
Para luchar contra esta enfermedad un grupo de investigadores de IBM ha lanzado un sensor de uñas, portátil e inalámbrico, que permite monitorizar y controlar la respuesta a la medicación, recogiendo datos sobre la presión, la textura o la temperatura del paciente.
La idea de ubicarlo en la uña no es casual. Las personas mayores pueden tener más problemas e infecciones en la piel, por lo que ubicar el sensor en esta zona del cuerpo es más cómodo y seguro para ellas.
Sumamente sofisticado y sensible –y menos invasivo que otros situados en el interior de órganos del cuerpo–, el sensor rastrea el grado de movimiento y de flexión, de la uña, una parte del cuerpo que se mueve de forma constante a lo largo del día.
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